INTRODUCCION
En la medida en que la oposición al Gobierno del general
Carlos Humberto Romero se agudizaba, algunos militares se dieron cuenta de que
sería necesario efectuar cambios en la dirección política del país para evitar
una confrontación mayor. Pesaba en su análisis la caída del dictador Anastasio
Somoza Debayle en Nicaragua, a mediados de 1979. Somoza, aislado por la
comunidad internacional por las violaciones a los derechos humanos cometidos
por su Guardia Nacional, tuvo que salir hacia el exilio pocas horas antes de
que las fuerzas triunfantes del Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN)
se apoderaran de la ciudad de Managua el 19 de julio.
Además, consideraban la política estadounidense en defensa
de los derechos humanos impulsada por el presidente Jimmy Carter. Carter ya
había enviado a sus emisarios a San Salvador para que manifestaran su repudio a
la represión desatada por el gobierno del general Romero y trataran de
persuadirlo para que buscara una negociación con sus enemigos políticos.
Por su parte, las fuerzas opositoras al régimen de Romero
se sintieron más fuertes y confiadas como para presionar abiertamente a las
fuerzas del orden público. Cuando el Gobierno restableció las garantías
constitucionales en marzo de 1979, comenzaron las huelgas y las tomas de
edificios públicos que la policía trató de controlar sin mayor éxito.
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